131 AÑOS DE HISTORIA EN LA VIDA COMPOSTELANA

La "Unión Protectora" nació el uno de enero de 1892 en Santiago de Compostela y es, por lo tanto, la más antígua de sus características en Galicia con 131 años de historia y de prestación de servicios a la sociedad compostelana.
El uno de enero de 1892 se reunen en Santiago 13 trabajadores de diversos oficios y artesanos que fundaban, junto con José Fariña Lueiro, su primer presidente y "competente operario ebanista" según indican las crónicas de la época, la Unión Protectora de Artesanos. Recaudaban la cifra de 9,75 pesetas, capital inicial de que con el tiempo se iban a convertir en la sociedad más antígua, ejemplar y siempre lejos de todo rumor y ansias de protagonismo y notoriedad de la ciudad y de Galicia entera.
El trabajo desarrollado por todos sus presidentes, directivos y socios, desde su fundación en el siglo XIX, dio como resultado, con el tiempo, y en la actualidad, una realidad que supo combinar en su justa medida el respecto por la tradición y los lógicas ansias de modernidad de unos tiempos y de unas gentes que, a pesar de los indiscutibles adelantos, siguen precisando de los servicios de la Unión Protectora.
Su primera sede se instaló en el número 7 de la calle "Rúa do Preguntoiro", donde permaneció abierta entre los años 1.892 y 1897. Entre este último año y 1.905 se trasladó a la "Rúa de San Pedro", números 1 y 3. De 1.905 a 1.911 en la calle "Rúa de la Conga", número 8. Entre 1.911 e 1932 en calle "Rúa do Franco", número 44. De 1.932 a 1.935 la sede estuvo en Montero Ríos, número 17. Entre 1.935 y 1.940 la Unión se trasladó a la Plaza de Fonseca, número 4. Entre 1.940 y 1.958 en la calle "Rúa do Vilar", número 25 y de 1.958 hasta el 2003 en la Algalia de Arriba, número 11. 
La Unión estrena el día 7 de marzo de 2003, una nueva sede en el "Edificio Viacambre", en la calle "Rúa do Hórreo", 19-1º Izquierda, Escalera B, que será la novena y primera en propiedad de la Unión Protectora. Su adquisición supuso un gran sacrificio para la sociedad, y sus socios aprobaron por aclamación la operación y dieron vía libre a la Junta Directiva para que la vieja sociedad compostelana cuente, por primera vez, con un patrimonio inmobiliario propio que garantizará su futuro.
Correspondió la honra de ser coartífice de esta adquisición, junto con su Junta Directiva y sus 4000 socios, al presidente Rogelio Amieiro, quien apoyado por colaboradores tan eficaces como abnegados, supo dar a la sociedad estabilidad, pujanza y equilibrio económico necesarios, siempre buscados y antes nunca encontrados a lo largo de su larga historia.
Ya en 1.892 los diarios de la época, se hacían eco del nacimento de la "Unión Protectora de Artesanos", precursora en Santiago de una manera de hacer labor social, de dar cobertura médica a sus asociados, de proporcionarles medios para que culturizasen con la lectura de diarios y libros, y con asistencia a conferencias y tertulias. La Unión también les daba hora de diversión con bailes en sus salones y la organización de diversas competiciones deportivas.
Es preciso, en este instante, recordar sus célebres y celebrados, torneos abiertos de ajedrez, en los que tantas veces triunfaban jugadores procedentes de países árabes que estudiaban en la capital gallega la carrera de medicina y que llegaron a formar parte del cuadro médico de una sociedad que nunca hizo, hace, ni hará distinción entre razas, creencias religiosas ni ideas políticas.
La "Unión Protectora" fue fundada para asistir a las clases artesanas que aquellos tiempos eran numerosos en la ciudad de Santiago de Compostela. La "sociedad", siempre modesta y callada, orgullo de ciudad y de los compostelanos, contribuyó a la asistencia de sus asociados en casos de enfermedad a través de consultas médicas y de hospitalización para tratamientos e intervenciones quirúrgicas.
También daba cobertura a sus asociados con dinero durante sus bajas laborales, haciendo con muchos años de adelanto, aquello que después intentaría la propia Seguridad Social, aunque la sociedad siempre presto su auxilio de una manera inmediata y ágil, intentando reducir los trámites burocráticos al mínimo para que el necesario dinero llegara a la casa de los socios enfermos con mayor rapidez posible.
Entre sus asociados, la Unión contó con configuras tan relevantes en la ciudad, y en Galicia, como Eugenio Montero Ríos, Ramón Otero Pedraio, Bernardo del Río, Manuel García Prieto - marqués de Alhucemas- o Luís Rodríguez Viguri, entre otros ilustres.
Esta más que centenaria " sociedad" disfrutó de enorme prestigio y por sus locales, siempre abiertos a todos los que lo solicitaron, pasaron la práctica totalidad de los grupos artísticos de la ciudad, entre ellos la "Sociedad Coral Unión Artística Compostelana", la "Sociedad Orfeón de Santiago", la "Sociedad Centro Artísticos A Terriña", la "Sociedad Clases Laboriosas" y muchas otras.
Además, en los locales de la Unión se celebraron los populares en Santiago, ciclos de conferencias conocidos como "La Tribuna de la Protectora". Por esta palestra pasaron entre otros, destacados profesores universitarios, artistas, intelectuales, industriales, artesanos y también como no, una sociedad de características de Compostela, miembros del clero.
En este sentido es preciso destacar a Fermín Bouza Brei, Enrique Vidal Abascal, Cándido Masa Domínguez, Ramón Otero Túnez, Alonso Aparicio, Enrique Otero Aenlle, Carlos París Amador, Robustiano Sánchez Otero, Benito Varela Jácome, Ramón Baltar Domínguez, el padre Isorna, Manuel Rabanal, Ramón Miguel Pola, Pedro Martul Rei, Cadarso L. De Guevara, Juan Portela Seixo, Ramón Domínguez, Frutos de Isabel, Juán Pérez Millán, Mamuel Suárez Serantes, Gonzalo Amaya Santos, Bartolomé Burguera, Ramón Ballester Vives, monseñor Guerra Campos, Manuel Ferro Couselo, Ramón Otero Pedraio, Carlos París Amador, Ramón Buíde Laverde o Enrique de Bonaval, entre otros.
La "Unión Protectora" organizaba también con frecuencia exposiciones de pintura y escultura en las que participaron artistas como Concha Vázquez, Manuel López Garabal, Seijo Rubio o Lino José Villafinez Martínez, Ángel Lado Martínez y Eduardo Parrado, entre otros.
 
 
Cabe indicar que en los locales de la "Unión Protectora" , aparecen reflejados en sus actas a lo largo de su historia, muchas anécdotas y también hechos dolorosos como el accidente de Orduña que costó la vida a miembros de la famosa Orquesta Compostela, también socios, y que mismo usaban la sede de la "sociedad" para sus ensayos. "La Unión Protectora" recoge  este suceso en un acta de 1962, que indica que los familiares recibieron el correspondiente socorro  establecido para todas las familias de los socios fallecidos.
Ya en aquel año el acta hacía referencia a que la Junta Directiva estaba intentando poner medios para poder comprar un local propio, aunque las aportaciones extraordinarias pedidas a los socios no fueron nunca suficientes.
Actualmente se sigue prestando servicio a sus asociados, esencialmente prestaciones médicas, aunque no agota la posibilidad de recuperar viejas tradiciones como los ciclos de conferencias y de exposiciones, las veladas literarias, servicios de biblioteca.
En su nombre y en el de todos sus asociados, la Junta Directiva quiere aprovechar para rendir homenaje de admiración y expresar su eterna gratitud a todos los doctores que integraron su cuadro médico a lo largo de estos años de historia. También quiere aprovechar esta Junta, para agradecer el trabajo desinteresado que prestaron durante muchos años, entre otros directivos, Manuel Ramos Ruso y José María Rocamonde López, ambos fallecidos, y a los que la sociedad no olvida. Serán estas últimas lineas para reproducir el artículo que firmaba Arturo Cuadrado en el diario vigués "El Pueblo Gallego" el día 21 de mayo de 1935.
"La Unión Protectora de Artesanos", una de las sociedades más populares de la vida compostelana, luce en su título de artesanía con orgullo ciudadano de una época. Noble orgullo del paisaje y de la actitud campesina de honorable don del trabajo. Gentes humildes que representan la vida media en el laberinto del urbano, verdadera aristocracia del pueblo, fina y sublime en su ruda labor por la supervivencia de los valores humanos.
Como en los valles crece el fervor del campo, y como en los mares se formula la pasión marinera, así en el seno de estas sociedades se agrupan los productos que nacen en el campo y luchan con la muerte en el mar. Tal es la coordinación de fuerzas productoras. Flor de la artesanía bajo el signo de la civilización.
Aires de democracia en la interrogante lucha de clases, en el sno de estas sociedades no entro aún el pecado de la frivolidad. El señorito no puede germinar. Bajo a advocación de su nombre-canción "protectora de artesanos", está su función: benéfica e instructiva. Yo quisiera enfrentar esta dos palabras ante los clubs que absorben el falso de los pueblos, ante esas sociedades de fines un tanto díficiles de explicar.
Benéfica e instructiva. Corazón de hombre anónimos en un grato deber. Huele algo a profanación, levanta los velos que cubren la historia de la sociedad. Allí están generaciones de un siglo incomprendido, de un siglo romántico en el que la palabra hermano era una profesión de fe. Todo respira a lo íntimo, a lo familiar, un algo de amor, restos de recuerdos de una vida auténtica.
Grandes retratos de benefactores en sentido general. Trofeos de los populares orfeones. Banderas que cruzaran todas la ilusiones, recuerdos de cuadros de declamación. Una vida cosmopolita bajo la arquitectura de Compostela. Exaltación del gallego y toda la ayuda en el momento de necesidades. En su espíritu se cultivara la sensibilidad, el amor al arte, a la afección y a la lectura.
Cegadas un tanto por los gritos de los casinos de ocio, arrastran a su destino en un callejón cualquiera de la ciudad, sin escaparates y anuncios luminosos engañadores de la multitud. La "Sociedad Protectora de  Artesanos" es un modelo de organización, producto de aquel sentido gremial que  inmortalizó la vida social compostelana.
Nació en un día de invierno del siglo XIX. Llegan a mí unas notas redactadas en el día de arte dedicado al escultor Canlonga. Dice:" La sociedad fue fundada en 1892 y en su primera reunión se recaudaron 9,75 pesetas entre los 13 primeros fundadores, siendo su presidente don José Fariña Lueiro, competente operario ebanista; y fueron también al correr del tiempo don Manuel Pereiro Caeiro, don Manuel Otero, don Manuel Garabal Sánchez y otros. Fue socio protector don Eugenio Montero Ríos".
"Cuenta en la actualidad con 276 socios, a los que en caso de enfermedad, cronismo o defunción se les atiende pecuniariamente, además de darles asistencia facultativa con practicantes y comadronas. Se dedica especial atención a las clases instructivas. En cuestión recreativa participan también de tres o cuatro bailes durante los carnavales. Tiene un depósito en el Banco de España de 6.300 pesetas nominales y de 2.000 en el Monte de Piedad. La cuota mensual es ínfima, de dos pesetas. Es todo lo que puedo decirle de esta colectividad. Usted sabría hacerlo mejor en lo que a esto alcanza"

 

Esta nobleza llena de sinceridad y pureza está hecha por un socio trabajador. No creo que se pueda decir más que su íntegra transcripción. Y al concluir, con la mayor emoción, sentimos descubrimientos de nuevas generaciones. Por eso nuestro respeto un tanto lejano.
En los crucificados en las post-guerra no cabemos en nuestro limitado vivir, pero tienes cumplido bien vuestro destino. Y muchas de las cosas actuales no son superiores.
Las actuales polifónicas, los cuadros de declamación, no tienen el vigor y la sencillez de vuestros recuerdos de guerra porque vosotros vibráis en lo popular, en lo artesano, en lo que es entraña y cuerpo de la tierra donde se nace. En vuestras fiestas y bailes están la ausencia procaz de la etiqueta, más allí esta la alegría del campo y los rudos combates el mar, hechos pan en sudor del trabajo y en la abnegación humana de vuestro título: "Benéfica e Intructiva".